Vivienda para Ana y Pau
Vivienda de obra nueva
La vivienda se sitúa ocupando un solar de 120m2 en el centro de Elda (Alicante), con 8’64m de frente como único plano al exterior, y 13.34m de profundidad. Distribuida en dos niveles, por pragmatismo, la planta baja se destina al programa de usos más sociales, mientras que la primera desarrolla el programa familiar.
La principal estrategia de resolución del proyecto, paradójicamente, es la división de la planta baja longitudinalmente, al contrario de como suele procederse.
En esta vivienda, luminosa y limpia, nunca se tiene la sensación de estar entre tres paramentos ciegos. Su sencillez, geometría clara y recursos que enriquecen y matizan, crean una vivienda resolutiva, agradable, y que no renuncia en ningún momento a la calidad espacial.
Tipo de proyecto
- Vivienda de obra nueva
Localización
- Elda (Alicante)
Año de finalización
- 2019
Arquitectura y dirección de obra
- Pablo Muñoz Payá Arquitectos
Diseño Interior
- Pablo Muñoz Payá Arquitectos
Equipo de proyecto
- Sonia García Pérez
- Pablo Marcos Vila
- Marina Giménez
- Nuria Casas Gento
- Elena Navarro Senent
Fotografía
- David Zarzoso
Superficie construida
- Vivienda: 184 m2
En el imaginario colectivo, el gran mal de una vivienda entre medianeras, lugar por definición profundo, con la mayoría de sus laterales como paramentos comunes, es la oscuridad. Cierto que es muy común, en viviendas de esta tipología, encontrar espacios oprimentes, resultado de una gestión espacial complicada cuando no se recurre al profesional adecuado, y no se pone cariño en ellas.
Revisando el proyecto “Vivienda para Ana y Pau”, de Pablo Muñoz Payá, podemos comprobar cómo se puede construir la antítesis a esa percepción, librándose de las connotaciones que pueden acarrear algunas tipologías muy condicionadas.
La vivienda se sitúa ocupando un solar de 120m2 en el centro de Elda, con 8’64m de frente como único plano al exterior, y 13.34m de profundidad. Distribuida en dos niveles, por pragmatismo, la planta baja se destina al programa de usos más sociales, mientras que la primera desarrolla el programa familiar.
La arquitectura popular siempre ha trabajado elementos que permiten crear vacíos, esponjamientos, que introduzcan aire, luz, y fragmenten transversalmente esa longitudinalidad para crear una percepción espacial relajada, que no succione, desde zaguanes hasta patios. Ambos se ponen en práctica en esta vivienda.
La principal estrategia de resolución del proyecto, paradójicamente, es la división de la planta baja longitudinalmente, al contrario de como suele procederse. En la mitad norte se emplaza el garaje, y se introduce al fondo un patio de iguales dimensiones. Dividiendo este lateral en dos se encuentra la escalera de acceso al siguiente nivel. Parte de los espacios volcarán al interior (patio) y parte al exterior (calle).
Esto define, en baja, un ámbito para salón, cocina y comedor, longitudinal y diáfano, que permite volcar parte de los espacios al patio lateral. Perfilándolos, una “medianera equipada” se pliega albergando almacenaje e integrando el mobiliario de la cocina, ubicada al fondo, sin perder la continuidad del plano. Un plano blanco-mate que suaviza formas y elimina esquinas. Horadados en él, como vacíos geométricos en piedra (mármol marrón, pulido y brillante), se abren los huecos para la encimera, estanterías, TV, etc. Tras la cocina, un aseo se desapercibe gracias al giro del plano-mueble. El pavimento, de mármol blanco, se extiende hacia el patio, creando continuidad en toda la planta. El patio ilumina, introduce luz en la vivienda, y produce reflejos en la piedra.
Las hornacinas definen relaciones espaciales: frente al hueco de la cocina, el comedor; frente al estante, la escalera; frente a la del televisor, el salón; tres ámbitos en un mismo espacio, sin necesidad de realizar divisiones en él, más allá de un ligerísimo plano transversal de vidrio que cierra la cocina. 13m de profundidad que se fracturan transversalmente gracias a una cocina que actúa como antesala del patio.
Sobre esta pastilla se superpone una planta primera en L. En ella, el dormitorio principal vuelca al patio, materializando un balcón interior, mientras que el dormitorio secundario y el despacho abren a la calle. Al igual que en planta baja, el pavimento interior en los dormitorios (en este caso, de madera) continúa hacia el exterior, en los balcones. La fachada, de potente presencia y grandes huecos, como vaciados en ella, acortan la longitudinalidad de la planta.
En esta vivienda, luminosa y limpia, nunca se tiene la sensación de estar entre tres paramentos ciegos. Su sencillez, geometría clara y recursos que enriquecen y matizan, crean una vivienda resolutiva, agradable, y que no renuncia en ningún momento a la calidad espacial.